sábado, 24 de septiembre de 2016

Te tienes, qué fuerte.

Sin título


Oye, que fuerte eres, ¿no?

Parece que no. La sociedad no lo apoya. Nos deja claro que le gusta la gente exitosa y de provecho, la que la soborna con facilidad y riqueza. Pst, te paso un poco de esto a cambio de reconocimiento. Lo compran y el materialismo Los hace sentirse merecedores. ¿Puede que Nos?

Llevo masticando mucho tiempo el concepto de merecer. Me merezco esto porque te doy esto, a lo trueque, práctica desfasada quizá por injusta. Creo que en realidad si nos alejamos del materialismo nada nos pertenece realmente. Nada ni nadie, porque tanto es el vicio que lo hemos extendido y ondeamos la bandera del corazón glorificando las fronteras impuestas del amor y la clavamos en otros olvidando que también es un órgano, Sus.

Bueno, puede ser que merezcamos algo que tengamos. A nosotros mismos. Y esto suena a cliché, a espiritualismo barato, a sección de autoayuda. Cosas quizá puras y buenas en esencia pero que rechazamos porque no tenemos para sobornos, no estamos para tonterías. Tenemos que escoger de forma vertiginosa, como nos recita dolorosamente Trainspotting. Haz, compra y usa, pero ignora que mucho de lo que necesitas ya está contigo.

Es difícil verlo, ya lo sé. Pero mira. Te has levantado incontables mañanas. Te has sentido solo, tu cuerpo ha sufrido cosas naturales y antinaturales, has sentido que no cumples las expectativas, y aquí estás, hasta aquí has llegado. No tienes suficiente experiencia, o amor, o dinero, o tiempo, o cualquier otra cosa que parece que se te exige -o que te exiges- injustamente mientras que a cambio ni siquiera aceptan tu ansiedad o tu tristeza, tu necesidad de descanso. Cómo se atreven. Cómo es que hemos llegado hasta aquí, hemos sobrevivido sin excesivo soborno y no podamos o nos permitamos decirNos SOY FUERTE. Es una palabra, no cuesta nada aún, y si así fuera aún te la podrías permitir.

Tienes lo que hay que tener.